DestacadaHidrocarburos

¿Ductos bolivianos para llevar gas argentino a Brasil?

La consultora Gas Energy Latin America (GELA) realizó un estudio cuyos datos de manera parcial presentamos en esta nota. La misma considera que el tema de fondo es que la demanda incremental de gas natural de Brasil sea provisto por la región y no por el gas que viene desde el norte.

(RE).- Así como en el litio existe el denominado Triángulo del litio, que lo conforman Chile, Argentina y Bolivia por las reservas y potencial que tienen, en el caso de los hidrocarburos bien podría existir el Triángulo del gas, entre Bolivia, Argentina y Brasil, no tanto por las reservas sino por la capacidad productiva y de transporte que ha desarrollado estos países en los últimos años en el contexto regional.

En este escenario desde hace varias décadas es Bolivia la proveedora de los otros dos, por un lado exportando gas a Argentina desde 1972 y, por el otro, a Brasil desde 1999.

Sin embargo, esta ecuación ha comenzado a cambiar. Por diversas razones, la capacidad productiva de Bolivia ha disminuido, los mercados han evolucionado y han comenzado a producir su propio gas o buscar opciones como el gas que llega en barcos (GNL) para satisfacer sus necesidades energéticas crecientes.

En ese marco, el país de la Bossa Nova ahora pretende importar desde los yacimientos de gas no convencional de Vaca Muerta, en el país del Tango.

Las razones por las que lo hace, radican en fortalecer su capacidad de generación termoeléctrica (energía en base a gas) debido a que sus fuentes hidroeléctricas (energía en base a agua) se han visto disminuidas por temas climáticos. Asimismo, porque la producción boliviana declinó en los últimos años y además porque su reforma sectorial permitirá incrementar su demanda energética futura. Eso lo convertiría en un mercado incremental atractivo.

En este sentido, las opciones que tiene Brasil para contar volúmenes adicionales son; incrementar su producción propia de los yacimientos del Presal, comprar Gas Natural Licuado que llega en barcos o importar desde Argentina. En el caso de Bolivia, lo más probable es que le siga comprando en los próximos años, aunque la capacidad de producción boliviana se ha reducido y si nuestro país no encara un ciclo exploratorio que tenga resultados en los próximos, es posible que deje de ser una opción incluso parcial para Brasil, dice GELA.

Sin embargo, tomando en cuenta la opción Argentina, para que el gas llegue desde la provincia de Neuquén en el centro oeste argentino hasta los ejes de consumo brasileros se necesita un ducto que lo transporte.

Es ahí donde comienzan los problemas. Construir uno demoraría al menos tres años y cerca de $us 5.000 millones, consensos políticos siempre complejos, permisos ambientales, contratos y una larga lista de aspectos burocráticos.

Entonces, en caso de que esta idea comience a andar ¿Cuál sería la mejor opción?

La consultora Gas Energy Latin America, dirigida por Álvaro Ríos Roca, hizo un análisis preliminar al respecto en el que la mejor opción para este cometido sería negociar con Argentina para que el gas de Vaca Muerta llegue a Brasil por gasoductos del país del Taquirari.

El gas argentino fluiría al norte hasta acoplar con los gasoductos bolivianos y a través de estos hacia el mercado de Brasil reduciendo la inversión a alrededor de $us 500 millones para aspectos de adecuación del sistema de transporte.

Se evitaría además todo el proceso burocrático descrito y se enfocaría en el esquema de la negociación de volúmenes y precios. El beneficio global es que se gana tiempo, se ahorra dinero y sobre todo el negocio del gas se queda en la región.

¿POR QUÉ POR DUCTOS BOLIVIANOS?

Las cifras muestran que la capacidad productiva de Bolivia es cada vez menor y que la exportación de gas natural a Brasil y Argentina se ha reducido en los últimos años.

Esta situación deja disponibilidad de transporte en los gasoductos bolivianos, tanto desde el sur hasta Río Grande mediante los gasoductos Gasyrg y Yabog, así como de Río Grande a la frontera con Brasil mediante el GasBol y el GOB.

Según GELA este año habría espacio (capacidad ociosa) para transportar 14,5 MMmc/d en el GasBol, operado por la empresa Gas TransBoliviano (GTB) y 10 MMmc/d en el lado brasilero. A esto se podría agregar una capacidad ociosa utilizable de 2,5 MMmc/d en el ramal hacia Cuiabá mediante el gasoducto Gas Oriente Boliviano (GOB).

Asimismo, en el lado sur habría capacidad remanente de 10 MMmc/d tomando en cuenta los ductos Gasyrg y Yabog.

Esta capacidad ociosa en los gasoductos a raíz de la baja producción de gas de Bolivia se iría incrementando en los próximos años al punto que en una década todos los ductos quedarían prácticamente vacíos. Por supuesto si no se hiciera nada en el presente para revertir esta situación. La recomendable, dice GELA, es que desde Bolivia se generen reformas que reviertan este panorama.

“La lógica económica y ambiental dicta que se debe llevar el gas por donde hay infraestructura construida”, dice el también analista Álvaro Ríos.

¿QUÉ GANA BOLIVIA?

La idea sería monetizar los recursos dentro de la región para potenciar beneficios económicos en los tres países. Según la consultora GELA, Bolivia cobraría una tarifa de transporte de entre 0.70 a 0,80 dólares por cada millón de BTU, lo que supondría ingresos promedio de $us 150 millones anuales en la próxima década.

LA REGIÓN VS EL GNL

El incremento de la demanda de gas natural en Brasil significa una posibilidad de negocios para la región, que de no hacerse, los millones de dólares irán al norte del hemisferio a través del Gas Natural Licuado (GNL).

En ese sentido, Gas Energy Latin America calcula que en los próximos 10 años si no se utiliza la capacidad ociosa de Bolivia y Brasil, y adicionalmente si el gas no es de Vaca Muerta si no de GNL, entre los tres países dejarían de percibir ingresos de más de $us 12.000 millones, o lo que es igual a 1.200 millones anuales.

Las condiciones pasan, según la consultora, por voluntad política, por generar escenarios de confianza entre compradores y vendedores para posteriormente establecer esquemas técnicos y comerciales que permitan hacer andar este proyecto que podría ser un ejemplo de integración regional desde un punto de vista práctico.