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En Bolivia se recicla sólo el 5% y se pierden oportunidades

Si se aplicara en su verdadera dimensión un modelo de economía circular “el PIB se podría incrementar entre el 4 y 6%”.

(#RadarEnergetico).- Dos de los principales problemas que afectan el medio ambiente y limitan las posibilidades de un desarrollo sostenible tienen que ver con la creciente demanda de recursos naturales destinados a mantener el estilo de vida actual de la población mundial y, con la capacidad del planeta para asimilar los desechos que esta demanda genera.

Lo que ya no nos sirve, ¿realmente no sirve o se podría reutilizar?, los desechos orgánicos, tecnológicos, metales y plásticos ¿pueden tener más vidas?

Aunque no todo se puede reciclar, gran parte de ello sí es posible hacerlo. A este proceso de reutilizar, además de otros factores, se le denomina economía circular. Un concepto muy arraigado en Europa y otras latitudes, pero que en Bolivia está aún en periodo embrionario.

CONCEPTO

El Parlamento Europeo define a la economía circular como un “modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende” evitando en gran parte que se siga sacando materia prima del planeta y convirtiendo en útiles los vertederos del mundo o el proceso de recolección de basura.

Heiver Andrade, director de la Fundación Amigos de la Responsabilidad Social Empresarial (AMIGARSE), en entrevista con Radar Energético dice que una de las definiciones más didácticas y comprensibles sobre economía circular es hacer una analogía con la naturaleza.

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“En un bosque prístino nada se desecha. Las hojas que caen tienen su rol, los frutos una vez maduros además de dar alimentación a la biodiversidad, la semilla vuelve a germinar”, grafica –y complementa- “el problema está en que nosotros en los últimos 200 años hemos vivido en el paradigma del éxito el cual nos llevó a producir más para tener rentabilidad económica. Ese paradigma desde la mirada de AMIGARSE ya concluyó y ahora tenemos que comenzar a pensar en el paradigma del cuidado y parte de ese paradigma es la economía circular”, enfatiza Andrade.

El cambio de paradigma sería transitar de una economía lineal a una economía circular.

Entonces, veremos que muchos de esos residuos pueden recuperarse y tener segunda vida, ya sea dentro de tu propia empresa o ser materia prima para otras empresas”, asegura.

¿ENTONCES, CÓMO ESTAMOS?

En un documento reciente denominado ‘Economía Circular en América Latina y el Caribe, oportunidades para una recuperación transformadora’, de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), un órgano de las Naciones Unidas, se destaca la necesidad de “redireccionar acciones hacia un cambio de modelo donde la estructura productiva reduzca el uso de materiales, se enfoque en sectores intensivos en conocimientos, con altas tasas de crecimiento de la demanda, y se preserven los recursos naturales y el ambiente”, dice la organización.

“Si tuviésemos la preocupación de separar lo que se recicla y lo que es desecho, solo el desecho debería ir al vertedero, el resto debería volver a procesos productivos”, dice el ejecutivo de AMIGARSE

Al respecto subraya que en Bolivia se recicla sólo el 5%. Se estima que en el país se producen 7.000 toneladas de basura al día y, que en Santa Cruz de la Sierra, según datos de la alcaldía, el reciclaje llegaría al 6,5% de 2.000 toneladas que se producen cada día.

En ambos casos son datos escasos. “Se recicla lo mínimo”, dice Andrade.

Según cifras del Banco Mundial en América Latina y El Caribe sólo se recicla el 4,3% versus un 20%, en promedio, en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

En ese marco, el documento de CEPAL enfatiza que “la recuperación pospandemia debe enfocarse en medidas para avanzar hacia un modelo circular que permita disociar la actividad económica del uso de recursos y de la generación de desechos, al tiempo que se promueven nuevos modelos de negocios y empleos”.

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MÍNIMO. América Latina aún no ha explotado el potencial de la economía circular.

Para ello en América Latina y el Caribe, según la organización, la economía circular ofrece una oportunidad de desarrollo, “tanto por la creación de nuevas actividades económicas vinculadas con la provisión de bienes y servicios ambientales, así como por la transformación de las actividades económicas que ya existen para aumentar su eficiencia”.

Andrade dice que todo lo que se recupera se vende, “pero necesitamos recuperar más”.

Se lamenta no estar pudiendo alcanzar “niveles interesantes” de reciclaje y permitir que siga yendo materia prima al vertedero en un momento en que hay altos niveles de pobreza y además cuando más debemos cuidar el planeta.

La economía circular puede significar “nuevos empleos verdes, nuevos emprendimientos innovadores y nuevos ingresos en un momento en que el país necesita reactivarse”, dice al complementar que si se aplicara en su verdadera dimensión este modelo, “el PIB se podría incrementar entre el 4 al 6%”.

“En Santa Cruz hay 2000 recolectores trabajando a tiempo completo. Todo lo que recuperan se vende”, remarca.

Si esta cifra se multiplicara de manera exponencial es posible que estemos en camino de resolver uno de los dos principales problemas del planeta.

PRÁCTICA. Separar es el primer paso para reciclar.