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Economista Gabriel Espinoza: “El gobierno no ha entendido que el eje central de la economía son las familias y no el Estado”

Observa que respecto a desarrollar el mercado interno hay falta de coherencia entre el discurso y las acciones de política económica.

(#RadarEnergetico).- Más y más deuda y con el séptimo año gastando más de lo que ingresa, las arcas estatales parecen estar acercándose a un punto de inflexión que podría obligar al Gobierno a tomar nuevas medidas para recaudar más, lo cual es siempre un camino riesgoso.

“Lo que está claro es que el impulso del crecimiento a partir del gasto público ya ha encontrado límite, básicamente porque el sector público para seguir financiando este incremento del gasto requiere de préstamos y el crédito externo se va empezar a poner caro, de hecho en 2021 ya fue bastante difícil acceder al crédito externo tanto así que el Gobierno no pudo colocar 3.000 millones de bonos soberanos”, analiza el economista Gabriel Espinoza en dialogo con Radar Energético.

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“Durante 2022 se va poner aún más complicado”, complementa.

Esa situación va seguir obligando al Gobierno a fuentes de financiamiento interno, tanto del Banco Central de Bolivia, así como del mercado privado de deuda. “Una situación que deja sin recursos al sector privado que necesita hoy crédito para reactivarse y reconvertir sus actividades para adaptarse a la nueva normalidad”, asegura.

Este enfoque de la política económica de centrar sus apuestas en apoyar al sector público, según Espinoza, es equivocado porque en realidad “el actor central de la economía debiera ser la familia”.

“En Bolivia, 90% de las empresas son empresas familiares desde las pequeñas hasta las más grandes, en gran medida están manejadas por familias. Lamentablemente el Gobierno todavía no ha entendido que el eje central de la economía, aquel que genera empleo, impuestos y genera reactivación no es el Estado sino las familias”, reflexiona.

MERCADO INTERNO

El economista consultado acerca de los comentarios del presidente Luis Arce, en los que hace alusión a que Bolivia debería olvidarse de los mercados externos y concentrarse en desarrollar el mercado local, Gabriel Espinoza dice que no sería mala idea si hubiera coherencia entre el discurso y las acciones de política económica.

“Un gran impulso a la reactivación podría venir en una integración de los mercados locales. Si uno mira lo que sucede en Tarija, 8 de cada 10 empresas no venden más allá de la ciudad capital, lo mismo sucede en Potosí o Cobija o en Trinidad”.

Entonces, si lográramos integrar los mercados internos “podría haber una base sostenible para un crecimiento bastante acelerado. El problema es que para eso necesitas esquemas de inversión pública que vayan a apuntalar el crecimiento del sector privado no que vayan a competir con él”, asevera.

En ese marco, dice que “lamentablemente” la idea de ‘sustitución de importaciones’ que plantea el Gobierno “está básicamente fundamentada en la expansión del aparato estatal”.

De nuevo al problema. Eso significa mayor financiamiento al sector público y por lo tanto menor acceso para el sector privado y mismo tiempo mayor competencia desleal del Estado con los agentes privados.

El otro elemento tiene que ver con el apoyo a la industria. En 2021 Sudamérica después de Turquía ha sido la que más ha devaluado su moneda. “Eso ha repercutido en los flujos de contrabando que hemos visto y que está golpeando a la economía boliviana”, examina.

Según las perspectivas del economista, esta situación “va continuar en 2022 y si el Gobierno no toma medidas claras contra el contrabando probablemente la industria nacional, sea pública o privada, no vaya a sobrevivir”.

En ese marco, observa que hay falta de coherencia entre el discurso y los hechos, que si bien tiene una idea interesante que es desarrollar el mercado interno, sigue sin tomar en cuenta al sector privado que finalmente es el que puede llevar adelante esta misión de una manera más efectiva.