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El sector hidrocarburos en su hora crítica

“No hemos explorado lo suficiente para reponer reservas y hacia 2028 o 2029, estaremos importando gas de Argentina”, dice Álvaro Ríos.

(#RadarEnergético).- Un dato ilustra la realidad del sector hidrocarburos, en particular la del gas natural. La caída del 13% de la producción en un año, hundiendo su performance en 5,3 millones de metros cúbicos diarios (MMmc/d) entre enero y diciembre de 2023.

El volumen declinado es 2,7 veces (170%) más que el promedio de declinación si se toman en cuenta los últimos cinco años. Por lo tanto, lo ocurrido en 2023 es un hecho que, dos analistas consultados, consideran preocupante.

“Lo más probable es que, lo que venga de aquí en adelante sea que se mantenga la tasa de declino de los últimos dos años, ya que, a medida que la declinación es más pronunciada, entiendo que la recuperación es menor”, dice Raúl Velásquez, analista en Hidrocarburos de la Fundación Jubileo.

En 2022, Bolivia entregó una producción promedio diario de 41 MMmc/d, mientras que el promedio en 2023 fue de 35,7 millones, que fueron destinados a Brasil, Argentina, y, al mercado interno, este último altamente subsidiado.

CONSUMIR SIN REPONER

“En Bolivia usamos casi 15 millones MMmc/d y no se explora; los yacimientos se han ido agotando”, asegura Álvaro Ríos, exministro de hidrocarburos, analista y socio director de la consultora Gas Energy Latin America.

La demanda local ya significa alrededor del 40% de la producción total, cuyo gas se vende a precios subsidiados y, por lo tanto, no rentables. La exportación de gas natural es lo que ha permitido sostener el hecho de que “casi gratuitamente 1 millón de instalaciones domiciliarias de gas se desplieguen en varios sitios del país”.

“La empresa estatal que hacía el trabajo estaba llena de plata por las exportaciones de gas a Brasil y Argentina”, dice Ríos.

Sin embargo, el contrato con Argentina llegará a su fin en 2025 y el mercado brasileño será el único que quede en cantidades menores a las históricas.

En ese marco, sin los ingresos de las exportaciones, los consultados aseguran que el escenario predecible y doloroso.

En la aritmética simple, de acuerdo a datos actuales y el comportamiento de la producción de los últimos años, se puede inferir que antes del final de la década, no habrá energético para exportar, como lo advirtió hace meses Álvaro Ríos. En una proyección preliminar, el analista dice que 2024 cerrará con una producción de alrededor de 31 MMmc/d.

“Lastimosamente, no hemos explorado lo suficiente para reponer reservas, y, hacia 2028 o 2029, estaremos importando gas de Argentina”, dijo Ríos recientemente en una entrevista al diario peruano La República.

Según Velásquez, “esta caída no es reciente, sino que se viene produciendo desde el año 2015”, y que, “a pesar de los recurrentes anuncios” no se ha intentado de manera seria realizar un ajuste estructural al sector mediante un cambio de política hidrocarburífera, “que es lo que el país necesita”.

En este punto coincide Ríos al avisar que los temas de fondo no se han modificado y mientras ello no ocurra, nada cambiará el rumbo de este sector.

“Tenemos unos tributos demasiado elevados y una YPFB quebrada con muy bajos recursos, que no tiene plata para explorar al haber también subsidiado productos como gas, gasolina y diésel. Básicamente, es insolvente”, escudriña Ríos.

YPFB dijo que puso énfasis en la exploración a partir de 2021, y que, en 2023 se realizó la mayor inversión en exploración en cinco años. Sin embargo, el esfuerzo parece ser insuficiente, también debido a que el éxito exploratorio no es el esperado.

Ríos dice que hay esperanza, aunque es poca y se refiere a los prospectos exploratorios Astillero y Charagua, los cuales, según su criterio, tienen mayor potencial, aunque su desarrollo toma años.

La situación de los hidrocarburos líquidos es aún peor, la cual analizaremos en una próxima nota. Sólo dejamos un dato; la producción ha caído en 30.000 barriles en la última década.

Bolivia ya tiene niveles de producción de hace 20 años. Ese es otro dato que grafica la crítica situación.