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Francesco Zaratti: “La nacionalización ha agotado las reservas de gas”

El analista considera que es tiempo de “ser realistas” para atraer inversiones que permitan tener gas para el futuro.

(#RadarEnergetico).- Los datos no son muy alentadores para el sector hidrocarburos de Bolivia. Pasar de producir 61 a 43 millones de metros cúbicos de gas en menos de cinco años, no haber logrado descubrimientos importantes desde 2004, importar cada vez más combustibles líquidos y tener un escuálido desempeño de inversiones, son algunos de los síntomas que reflejan una difícil realidad con problemas estructurales.

“Estamos entrando en una crisis profunda del gas”, dice Francesco Zaratti, analista en temas de energía, en entrevista con Radar Energético, en el marco de la presentación de su libro ‘De Roma a La Paz – Relatos de mi vida, de mi mente y de mi fe’, realizado en pasados días en Santa Cruz de la Sierra.

“No es un misterio que las grandes empresas que manejan los campos de gas si pudieran irse se van mañana” -complementa- a tiempo de explicar que no lo hacen “porque tienen que cerrar esos campos” y hacer eso es “un dolor de cabeza”.

Los buenos tiempos han terminado y pensar en nuevas glorias gasíferas parece algo lejano. En su criterio, las compañías petroleras “han perdido la esperanza de encontrar más megacampos, más gas y sobre todo han perdido la confianza en el país para hacer inversiones en exploración”.

Algo que también parece haber quedado atrás es la nacionalización de 2006, y en ese marco, la euforia, los discursos encendidos, los grandes números y las grandes plantas construidas al impuso de la política, que hoy están con una amplia capacidad ociosa por falta de gas.

“La nacionalización es un absurdo porque ha agotado las reservas, la riqueza”, afirma.

NUEVA ETAPA

Esta nueva etapa en la que vive el sector que más ingresos generó al país en las últimas dos décadas, y probablemente en toda su historia, necesita de otra mirada, de otras decisiones y de otros conocimientos, según el analista.

“El problema no es nacionalización o privatización, sino crear las condiciones mínimas para poder seguir utilizando el gas que hay en el subsuelo de una manera cuerda, coherente y no con ideología, porque mientras sigamos con la ideología de los años 70s el país se va al bombo”, enfatiza de manera vehemente.

Considera que aunque la actual administración pregona esa ideología, ésta ya “es como una religión sin fe”.

“Hemos perdido demasiado tiempo, hemos tenido inversiones, pero sin duda para monetizar lo que había sido descubierto, no para crear nueva riqueza”, enfatiza.

Más allá de la crítica, Zaratti se pone en el llano de las propuestas y dice que que hay que “ser realistas” y que “no podemos pretender de las empresas más de lo que exigen los países de la región”, haciendo referencia a los altos impuestos que se pagan en Bolivia en el sector petrolero.

“Tenemos combustibles fósiles por bastante años, pero todo depende de cuánto producimos y de cuánto exportamos”, señala a tiempo de hacer un balance.

“Bolivia está en un dilema. Necesitamos exportar para tener dinero para hacer funcionar el Estado, pero al mismo tiempo necesitamos ahorrar gas para poder prolongar su uso mientras hacemos una transición energética”, grafica.

En ese contexto, dice que el problema es que derrochamos mucho gas con las termoeléctricas y que la electricidad podemos producirla con agua y con fuentes no convencionales.

“Tenemos que empezar evitando derrochar gas”, plantea. “Han empezado (el Gobierno) a entender que las termoeléctricas de ciclo abierto son las menos eficientes, y ya les han cortado el gas, quedan las de ciclo combinado. Estas también tienen que cerrarse en un cierto número de años” mientras son reemplazadas por hidroelectricidad y por energías renovables no convencionales.

Sin embargo, piensa que para ello, para tener éxito, se necesita tener una política económica más abierta en la que todos compitan y donde actores privados, universidades, gobiernos regionales tengan posibilidad de participar. Lo mismo en el plano de la electromovilidad.

Razona que es necesario transitar por ese camino y apunta que en el mundo hay dinero para poder financiar proyectos de este tipo.

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DECLINACIÓN. Los grandes campos de gas como el de Sábalo están en sus últimos años después de dos décadas produciendo.

De lo contrario -dice- el deterioro energético será cada vez mayor, “nos vamos a quedar sin gas y lo que importamos en gasolina y diésel ya es demasiado respecto a lo que nos ingresa”. “¿Con qué vamos a pagar?”, se pregunta Zaratti.

Considera que es necesario ahora tomar decisiones de fondo que permitan seguridad energética para el futuro, de lo contrario el costo será cada vez más alto.

“Si el problema es grave se necesitan soluciones heroicas, porque si no las tomas hoy, mañana serán superheroicas”, reflexiona.

En ese marco, espera que “más antes que después se den cuenta que es urgente un plan de transición energética”.