Desde 2010 se gastaron $us 32.708 millones en cinco tipos de subsidios.
(#RadarEnergetico).- Para un Estado que recibe cada vez menos ingresos por la venta de gas natural, pero que gasta cada vez más en subvencionar el consumo, es claro que las cuentas no cierran. “Es una situación explosiva”, dice en entrevista con Radar Energético, Mauricio Medinaceli, economista, especializado en el ámbito de la energía, uno de los autores del estudio ‘Precios y subsidios a los hidrocarburos en Bolivia 1986 – 2025’, publicado la semana pasada en coautoría con Marcelo Velázquez Bilbao La Vieja, Máster en Ciencias Económicas con especialidad en Investigación.
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La investigación identifica cinco periodos en los cuales se aplicaron precios y subsidios a los hidrocarburos y, dentro de ellos establecen que se aplican hasta la fecha cinco tipos de subsidios que han ido variando a lo largo de los años, pero finalmente engrosando los recursos erogados o dejados de percibir por el Estado por la no actualización de precios de los combustibles.
Ese crecimiento de subvenciones está llegando al punto de ser insostenible. “En el pasado podíamos darnos el lujo de subvencionar porque exportábamos mucho gas”, explica. “A partir de 2016 la exportación de gas comienza a caer. Esta situación no es sostenible porque se espera que la producción de gas siga cayendo y por tanto la importación irá subiendo”, se lamenta.
NÚMEROS
Según el estudio, desde 2010 hasta 2022 se habrán gastado en todos los tipos de subsidios a los hidrocarburos $us 32.708 millones.
“Solamente en los subsidios directos al diésel y la gasolina se han gastado $us 5.500 millones en el mismo periodo. Esa es una salida directa de dinero. Para poner en contexto eso es equivalente a cinco teleféricos”, compara el autor.
DAÑO
“No me cabe duda que los subsidios han hecho que haya un consumo ineficiente de los combustibles. Abusamos”, dice Medinaceli al poner ejemplos cotidianos al respecto. “Hay personas que tienen el auto detenido con aire acondicionado o se duermen dentro de él o hay casas en las que calientan las piscinas con gas”. “Todo eso es ocasionado por un precio barato de esos combustibles”, detalla.
Un subsidio limita la producción, entonces, las empresas producen menos, los consumidores consumen más y la brecha va creciendo. “La única forma en que esta brecha empiece a disminuir es dándole un precio más alto a los productores”, dice.
NADA ES PARA SIEMPRE
Para el entrevistado los subsidios no van a durar para siempre. Entonces, la pregunta no es si vamos a quitar el subsidio, “sino cómo queremos llegar los bolivianos a ese momento de eliminación del subsidio. Lo queremos hacer a las malas o de una forma planificada”, cuestiona.
Si bien los precios a los combustibles ya están 15 años congelados, también es cierto que no va durar mucho más, “el Gobierno ya no aguanta”, advierte.
“Un baño de realidad en la economía boliviana, sin alterar el bienestar proveniente del excedente al consumidor, generaría eficiencia y normalización de precios en los mercados, promoviendo a mediano plazo inversiones y consumo dentro de la cadena de valor de los hidrocarburos”, dice el documento de 109 páginas.
Medinaceli dice que todos los técnicos y expertos en el tema saben lo que hay que hacer. “El tema de levantar los subsidios tiene una solución política al igual que subir el tipo de cambio o el subsidio al precio del pan”.
“Son precios políticos que tienen soluciones políticas”, enfatiza.
