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Paraguay aprobó proyecto de empresarios bolivianos en un mes, en Bolivia llevan tramitando un año y medio

“Nos abrieron las puertas y en un mes nos dieron el camino a seguir”, dice un empresario paceño.

(#RadarEnergetico).- Se dice que la burocracia es la mayor enemiga del desarrollo y de la inventiva. Esta regla parece aplicar a cabalidad en Bolivia, un país que ha engordado varias veces el tamaño del Estado en los últimos tres lustros y que año tras año es enlistado en la cola del Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial. De hecho, en 2019, Bolivia ocupó el penúltimo lugar en la región sólo por delante de Venezuela y ocupa el puesto 107 de 141 países a escala global. Un año antes ocupaba el puesto 105.

Ese dato no es casual, las empresas y los que quieren hacer empresa en el país tienen que lidiar a diario con la burocracia estatal, anticompetitiva y perversa ya que no permite avanzar, pero tampoco se quita del camino.

Una muestra de ello es el montaje de una planta de producción de diésel en base a llantas usadas, plásticos y aceite usado de la empresa boliviana Oxsa SRL con sede en El Alto. La burocracia estatal ya lleva un año y medio en trámites y reuniones improductivas que han retrasado el proyecto a tal punto que los empresarios paceños decidieron ‘probar suerte’ en Paraguay, un país con buenas referencias en cuanto a libertades económicas.

El antecedente quedó corto ante la realidad. Pues en sólo un mes las autoridades guaraníes aprobaron el proyecto y la empresa montará su primera planta en Asunción, cuando termine de ser fabricada en octubre, en sus instalaciones en la urbe alteña.

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PROYECTO. La empresa producirá diésel circular. Es decir, en base a residuos de llantas usadas, aceite usado de motor y plásticos, mediante el proceso de pirolisis mejorada, con una patente propia.

“Nos abrieron las puertas y en un mes nos dieron el camino a seguir. Entonces, la primera planta que la estamos fabricando en Bolivia la vamos a montar allá”, contó Xavier Iturralde, CEO de Oxsa SRL en entrevista con Radar Energético.

Entretanto, el rosario de reuniones con todo el aparato estatal boliviano aun parece no tener fin. “Nos han recibido en el Ministerio de Hidrocarburos, en la ANH, YPFB, Ministerio de Autonomías, Ministerio de Medioambiente, etc. Estamos avanzando, pero muy lentamente porque ya llevamos año y medio en esto. Ojalá se pueda tener la autorizaron este año porque (el diésel que se produzca) no va necesitar subvención y eso es muy bueno para el país”, dice Iturralde.

La empresa comenzará a producir diésel de alta calidad en una primera planta pequeña de 5.000 litros diarios, pero dice tener las condiciones para expandir la capacidad a plantas de 224.000 litros diarios, lo cual podría tener una incidencia importante en el mercado de los combustibles en los próximos años en Bolivia, un país deficitario en producción de diésel y gasolina.

Entretanto, el Foro Económico Mundial define a la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país; establece el estado de prosperidad que puede alcanzar una economía y en sí mismo es un determinante fundamental en las tasas de crecimiento.

Una definición que al parecer no han leído las autoridades bolivianas.

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