DestacadaHidrocarburos

¿Qué opciones tiene Bolivia para paliar el costo de la subvención a los combustibles?

No hay soluciones mágicas, pero sí salidas parciales en el corto, mediano y largo plazo.

(#RadarEnergetico).- En 2021 el valor de la subvención a la gasolina llegó a $us 142 millones, sumado a la subvención al diésel, de $us 480 millones, el valor total en subvenciones que pagó el Estado (los contribuyentes) fue de $us 622 millones, uno de los más altos de la historia.

Por otra parte, la producción de hidrocarburos líquidos ha tenido un comportamiento declinante desde su pico de 2014 cuando llegó a 63.000 barriles diarios a 45.200 en 2019 y, a 42.000 barriles en 2021. Es decir cerca de 21.000 barriles menos que hace siete años.

Asimismo, la producción de gas natural de donde también se extrae parte de la gasolina que se consume en el país, ha tenido un comportamiento similar; de 61 millones de metros cúbicos diarios (MMmc/d) en 2014 a 43 MMmc/d en diciembre de 2021. 18 MMmc/d menos.

Todos estos factores configuran un problema para el país. Por un lado, hay que abastecer el mercado nacional y, por el otro, la producción propia es cada vez menor, lo que hace que los volúmenes de importación vayan en crecimiento y en la coyuntura actual, a precios elevados.

Entonces, ¿Qué opciones tiene Bolivia en el corto, mediano y largo plazo para reducir la importación, especialmente de gasolina sin afectar al mercado?

Radar Energético consultó a fuentes ligadas al sector petrolero, quienes prefirieron mantener su nombre en reserva, para conocer algunas ideas al respecto.

Asimismo, preguntó a la consultora Gas Energy Latin America (GELA), a la cabeza del analista Álvaro Ríos, quien brindó algunas perspectivas al respecto.

La primera certeza en la que coinciden todos es que en el sector hidrocarburos no hay soluciones mágicas que aparezcan de la noche a la mañana y que las mismas llegarán con un minucioso trabajo de planificación, coordinación, toma de decisiones comerciales y técnicas, alejadas del momento político y de las presiones de la coyuntura. Eso pensando sobre todo en soluciones estructurales que son las que necesita este sector para tener resultados en el largo plazo.

Según GELA, la importación de gasolina y diésel va seguir creciendo y “esa tendencia no la vamos a revertir en el corto y mediano plazo”. Actualmente se importa el 36% de la gasolina y este porcentaje seguirá creciendo en el orden del 2 al 5% cada año.

COSTOS Y PRECIOS

Si el precio del barril de petróleo en el mercado internacional es de 65 dólares, al llegar a un surtidor de cualquier ciudad de Bolivia, ese mismo barril cuesta aproximadamente 115 dólares debido a los costos asociados que se le deben agregar; margen de refinación, transporte marítimo y transporte terrestre desde la costa hasta territorio boliviano.  Es decir, 50 dólares más.

Ahora que el precio está a (alrededor de) 100 dólares, en Bolivia cuesta 150 dólares.

CORTO Y MEDIANO PLAZO

En ese marco, Álvaro Ríos propone soluciones parciales que ayuden a sustituir en parte las importaciones onerosas cuyos recursos van a parar al mercado internacional y que en su lugar se invierta en fomentar el aparato productivo local con la producción de alcohol combustible (etanol) en mayor escala que la actual y que los ingenios están en condiciones de satisfacer.

“Cualquier precio que esté por encima de 50 dólares el barril ya es ahorro para nosotros”, dice Ríos. La idea –según el analista- permitiría ahorrar el 10% de las importaciones de gasolina que permitirían inyectar alrededor de $us 10 millones en un año al sector productivo local.

“Es una propuesta para ahorrar un poco de plata, mover el aparato productivo y generar algo de empleo que tanto lo necesitamos”, dice el analista.

“Si pagamos más de 1 dólar por litro en el mercado internacional por qué no pagarles $us 0.69 a los productores de etanol”, se pregunta.

“Varios ingenios tienen alcohol combustible calidad anhidro con lo cual se puede reemplazar el 10% de toda la gasolina”, complementa.

ELECTROMOVILIDAD

Otra solución parcial y a la vez útil que propone Ríos es el fomento a la electromovilidad, tanto en autos así como en motos eléctricas que en un porcentaje pequeño, pero creciente, permitirá menos consumo de combustibles y por ende menor importación.

“Una moto eléctrica y una moto a gasolina tienen eficiencia similar pero se ahorra en combustible y en el país tenemos sobreoferta eléctrica. Autos pequeños como los de Quantum o motos eléctricas”, son opciones que permitirán además al usuario menores costos ya que el mantenimiento de estos vehículos es mínimo.

“No hay soluciones absolutas en este tema. Hay salidas parciales que aportarán a solucionar el problema y está bien que sea así, hay que diversificar las soluciones”, aconseja Ríos.

LARGO PLAZO

Un punto de consenso del sector energético global es que los hidrocarburos seguirán teniendo una participación importante en la matriz energética mundial, y eso no será una excepción en Bolivia. Es posible que de acá a 40 años se deje de usar petróleo, pero por lo menos los próximos 30 años “vamos a seguir necesitándolo”.

En ese contexto, el gas natural es y será aún más, un protagonista estelar en las décadas siguientes. Por lo tanto, “la exploración es una solución de largo plazo pero que debe comenzar ahora, urgente, ¡ya!, y a gran escala”, dice Ríos, si queremos tener resultados positivos los próximos años.

“Mientras el gas natural tenga valor hay que explotarlo, de acá a 50 años tal vez ya no valga nada, surgirán otras energías, por eso hay que pensar en optimizar nuestros recursos, y eso es explorando”, dice.

f
ANALISTA. ÁLVARO RÍOS.

Asimismo, todos coinciden que la transición energética es una situación que se la debe enfrentar de a poco y con una planificación clara, con metas realistas y medibles, pero que mientras tanto se debe apuntar al gas natural y a otras soluciones parciales, caso contrario en los próximos años el problema de la importación de combustibles seguirá creciendo, no solo de gasolina y diésel sino también de GLP, y trágicamente también podría ser de gas natural.

“No quisiera que llegue el día en que tengamos que importar gas. Sería trágico”, dice Ríos.