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Las 5 claves que deja la cumbre del clima

La Cumbre del Clima de Egipto (COP27) ha concluido el domingo, dos días después de lo previsto, debido a la dificultad de los países participantes para establecer algunos acuerdos particularmente polémicos para algunas naciones. Uno de los principales ha sido la reducción drástica de las emisiones.

La crisis energética y la guerra de Ucrania han estado muy presentes durante las dos semanas que ha durado la Cumbre del Clima de Egipto. Estos fueron los principales avances y ausencias en el acuerdo final de la COP27 que por momentos pareció imposible.

FONDO DE PÉRDIDAS Y DAÑOS. Era desde 1992 el caballo de batalla de los países en desarrollo, que se enfrentaban a la negativa de los países industrializados a la idea de pagar «reparaciones» por el impacto de sus emisiones. El tema «tabú» se incluyó por primera vez en la agenda de una cumbre del clima y fue la principal reivindicación de los países africanos, aprovechando que jugaban en casa. La Unión Europea (UE) rompió la baraja el viernes con su disposición a la creación del fondo, Estados Unidos lo acabó apoyando y China puso objeciones por la redacción inicial, matizada luego con la «prioridad a los países más vulnerables», pero sin dejar a ninguno fuera. El objetivo de llegar a los 100.000 millones de dólares al año de financiación de la mitigación y adaptación al cambio climático quedó en segundo plano, con la esperanza de poder alcanzarse en el 2023.

1,5 GRADOS. El compromiso alcanzado en París y reforzado en Glasgow para mantener vivo el objetivo de un aumento máximo de las temperaturas de 1,5 grados acabó siendo el segundo punto de litigio y estuvo a punto de frustrar la cumbre. Varios países presionaron para debilitar e incluso suprimir ese objetivo del texto final. Al final se mantuvo pero sin referencias más severas a los que dice la ciencia sobre el impacto que tendría superar ese límite.

EMISIONES. Tan solo 26 países revisaron desde Glasgow sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) a tiempo para la COP27. Durante la cumbre, el mayor anuncio (criticado sin embargo como «insuficiente» por los grupos ecologistas) fue el protagonizado por la UE, que sube el listón del 55% de reducción de emisiones al 57% en el 2030. La idea de fijar un pico de emisiones en el 2025 -a la luz del nuevo récord que se fijará en el 2022- cobró tracción en la última semana y volverá a estar presente en al COP28.

DIÁLOGO EEUU-CHINA. Uno de los resultados colaterales de la cumbre ha sido la vuelta al «diálogo constructivo» entre Washington y Pekín, roto por las tensiones sobre Taiwán. El negociador chino Xie Zhenhua ha jugado un papel bastante constructivo en la cumbre y ha rescatado sus viejos lazos con el embajador norteamericano John Kerry. Ambos se han comprometido a seguir teniendo encuentros y a colaborar estrechamente en temas como la captura de carbono y la reducción de las emisiones de metano.

LOS COMBUSTIBLES FÓSILES. Más de 600 lobistas de la industria del gas y del petróleo fijaron un nuevo récord en la COP27. Los combustibles fósiles volvieron a ser elefante en la habitación. El intento de un compromiso para su «reducción progresiva» (como se hizo en Glasgow con el carbón) cayó en saco roto, aunque volverá a estar inevitablemente sobre la mesa en las futuras COPS.

En la actualidad, la temperatura media global es 1,1 ºC mayor a los niveles preindustriales. Para limitar el calentamiento por debajo de los 1,5 grados, tal y como se había acordado el año pasado en Glasgow, los gases de efecto invernadero deberían descender drásticamente durante esta década y prácticamente desaparecer a mediados del presente siglo.